viernes, 19 de febrero de 2016

GRAN GALARDON

Hace poco fui a visitar a un familiar, que hacía mucho que no veía. Sabía que su fe había cambiado desde que conoció el evangelio de Jesucristo.
Nos pusimos a conversar de todo un poco, me mostro los cambios en su hogar y como Dios le bendijo en muchas áreas. Pero note un patrón común en sus palabras, que tenían que ver con la mención continua de un predicador famoso, a quien escuchaba frecuentemente.  “Es muy poderoso lo que habla y lo que sucede” – me decía “tienes que verlo, tienes que verlo”.
Me contaba de su iglesia, de las actividades, de su servicio, de las “reuniones de poder” que tenían (insistió muchas veces que tenía que ir yo a ver lo que sucedía allí), pero no dejaba de mencionar el nombre de este predicador cada 20 o 30 palabras.  
Como no pude con mi genio y tratando de ser muy respetuoso, le pregunte: “¿cada cuánto tienen estudio bíblico?”. “mmm…” (Balbuceo y luego continuo). “¡Gálatas, Efesios!, libros muy poderosos”. Yo no sé si fue lo primero que se le cruzo por la cabeza, o en verdad estarían estudiando esos libros. Sin embargo me parece estar más cerca lo primero que lo segundo. Porque si yo le preguntase lo que ese predicador famoso decía desde el pulpito, me lo hubiera repetido de memoria sin dudar (porque estaba emocionadísimo con su mensaje), pero a la biblia no me la menciono mucho.
 Reconozco que fui un poco directo, pero después de entender lo que la biblia dice en el Salmos 19:7:”La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma…” no me quedan dudas que necesito buscar lo que en verdad me da CRECIMIENTO ESPIRITUAL Y MADUREZ.
Un culto normal, donde se adora a Dios, hay comunión con los hermanos y somos fortalecidos en su palabra, también es una “reunión poderosa”, sin tener que acudir a lo místico con experiencias sobrenaturales y métodos anti bíblicos.
El salmista continua, haciendo referencia a los mandamientos,  en los versículos 10 y 11 de este salmo 19: “Deseable son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos, en guardarlos hay grande galardón.”

Prefiero ese gran galardón porque es la única satisfacción para mis necesidades espirituales. 

Martin Fonseca

domingo, 14 de febrero de 2016

¿CUANTO A TI?

“…Entre en tu casa y no me diste agua para mis pies… no me diste beso… no ungiste mi cabeza con aceite…” (Lc. 7:44-46)
Con nuestros ojos humanos ponemos precio a cosas terrenales, y muchas veces fallamos y erramos. Más difícil es entender lo que Jesucristo hizo por nosotros, porque no se trata de lo que podamos ver, sino más bien de lo mucho que EL nos amo.

Lo que aquella mujer sentía era un verdadero arrepentimiento, reconoció que había en Jesús un amor sincero hacia su persona, por el perdón que estaba recibiendo. En contraste a ella, algunos le cierran la puerta, y no aceptan recibir misericordia.
Necesitamos de su perdón cada día.
¿Cuánto se te perdona hoy?  ¿Cuánto a ti? 
"Al que mucho se le perdona, mucho ama..." 
Jesus le dijo a la mujer:
“Tu fe te ha salvado, ve en paz.” (Lc. 7:50)

Recibe el perdón de Dios, su gracia no tiene precio.