sábado, 30 de junio de 2012

Mas entre vosotros no sera asi (2° Parte)


UN ESPIRITU HUMILDE...

El ejemplo que tenemos de humildad es nuestro Señor Jesús. Pablo lo dice claramente en filipenses, “…el cual no siendo en forma de Dios, no escatimo el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojo a si mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”

Y comienza este pasaje diciendo: “…haya vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús…”

O sea, Jesucristo es nuestro modelo de humildad a seguir. Tenemos en los evangelios muchos testimonios donde El mostró un espíritu humilde.

Ahora bien, ¿que es humildad? Y una de las definiciones que mas ha marcado mi vida, es justamente la que aparece en filipenses 2:3:”… estimando a los demás como superiores a el mismo…”

Tener esta clase de actitud no es algo muy sencillo. Tampoco considerar al otro como superior a mi y dejar a un lado la rivalidad o competencia. Por eso en Romanos 12:10 Pablo escribe de “preferirnos” unos a otros, apuntando claramente al crecimiento de la unidad a través de un espíritu humilde. Considerar a los demás por encima a lo mío propio. Observar y contentarnos con los potenciales y talentos de los otros.
A veces aburrimos hablando de lo que nosotros somos capaces de hacer, o de nuestro talento. Conviene vencer este mal hábito y cambiarlo por humildad.
Podemos dar ese paso gigante. Dejar a un lado nuestros intereses, y comenzar a ver y considerar los demás.
Cranfield hace este prudente comentario respecto de la clase de unidad por la que Pablo estaba preocupado y la manera de proseguirla: “Tal unidad vendrá solamente cuando los cristianos sean humildes y lo suficientemente valientes como para estar aferrados a la unidad ya dada en Cristo, y tomar esto más seriamente que la importancia que se dan a sí mismos … y hacer de aquellas diferencias profundas de doctrina, originadas en nuestra comprensión imperfecta del evangelio y a las que defendemos con bravura, no una excusa para apartarnos unos a otros, sino un incentivo para una búsqueda más seria del compañerismo que nos ayude a oír y obedecer la voz de Cristo” (C. E. B. Cranfield, The First Epistle of Peter [SCM, 1950], pp. 75, 76).

“Tengan ustedes la misma manera de pensar que tuvo Cristo Jesús” (Filipenses 2:5  - Dios Habla Hoy)



viernes, 29 de junio de 2012

Mas entre vosotros no sera asi


MATEO 20:26
MATEO 10:43

En Mateo se cuenta que fue la madre quien le pidió a Jesús una posición para sus hijos. Sin embargo en Marcos no se menciona a la madre, sino que dice que directamente sus hijos se lo pidieron. Cualquiera de las dos descripciones nos lleva a una misma reflexión.  
Jesús acababa de decirles a sus discípulos lo que iba a padecer en Jerusalén. Iba a ser entregado, condenado, escarnecido, azotado, escupido y muerto. Pero al tercer día resucitaría. Un panorama dramático, diría triste también.  Los discípulos calculando volver a sus antiguos trabajos, no pudiendo razonar del todo lo que habían vivido al lado del maestro. Quizás presumían que no quedaría todo en la historia ni que se terminaban esos tres años de gloria y peregrinaje. Ese fuego que sentían dentro cuando el maestro les hablaba quedaría en la historia.

Y como fuera de orbita, santiago y Juan, le piden a Jesús ocupar un lugar especial en el reino de los cielos. Tal vez era miedo a quedar en las ruinas, o por influencia de su madre. Pero había una fe, sabían que no era el final, que había algo después. Estaban confundidos con lo que era realmente ese reino. No era nada igual a lo que se veía en esa época. Estos dos hermanos estaban indirectamente dejándonos una gran lección para el servicio y ministerio. Ni siquiera Jesús decidía quien estaría en un lugar o en otro. Era una decisión de Dios padre.
Estos dos estaban dispuestos a hacer cualquier cosa por estar allí, beber del mismo vaso de Jesús o bautizarse con su bautismo. Lo que sea con tal de estar en un lugar distinguido, donde todos nos vean. Y eso suena muy lindo, a quien no le gustaría estar en lugares sobresalientes, teniendo gente alrededor que haga como nosotros decimos. Y no esta mal tener un liderazgo influyente y exitoso. Sin embargo la actitud de estos es lo que a Jesus a le lleva a hacerlos reflexionar a los doce y también a nosotros hoy. “Mas entre vosotros no será así.”

El mejor lugar, eso querían. Un lugar privilegiado. Un lugar que resalte. Donde todos me vean. Un lugar sobresaliente.

Los demás discípulos se enojaron. ¿No se les ocurrió antes la idea a ellos? Estos dos se adelantaron.

Jesús los sentó a su lado, y con ese amor de amigo, les empezó a hablar:
         “los gobernantes de las naciones se enseñorean de las naciones, y los grandes ejercen sobre ellas potestad”

Mis amados, en la tierra suceden estas cosas, en un reino que no es de Dios, en medio de los hombres, o en una empresa.
Pero “no así entre vosotros”. Entre ustedes debe suceder totalmente lo contrario. Una actitud totalmente diferente, algo opuesto. El que quiera hacerse grande será vuestro servidor, y el primero será el siervo.

No hay un primer lugar dentro del cuerpo de Cristo. No existe el privilegio. Pero si existen cualidades para ser un siervo fiel y aprobado por Dios.