UN ESPIRITU HUMILDE...
El ejemplo que
tenemos de humildad es nuestro Señor Jesús. Pablo lo dice claramente en
filipenses, “…el cual no siendo en forma de Dios, no escatimo el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojo a si mismo, tomando forma de
siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se
humillo a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Y comienza este
pasaje diciendo: “…haya vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús…”
O sea, Jesucristo es
nuestro modelo de humildad a seguir. Tenemos en los evangelios muchos
testimonios donde El mostró un espíritu humilde.
Ahora bien, ¿que es
humildad? Y una de las definiciones que mas ha marcado mi vida, es justamente
la que aparece en filipenses 2:3:”… estimando a los demás como superiores a el
mismo…”
Tener esta clase de
actitud no es algo muy sencillo. Tampoco considerar al otro como superior a mi y
dejar a un lado la rivalidad o competencia. Por eso en Romanos 12:10 Pablo
escribe de “preferirnos” unos a otros, apuntando claramente al crecimiento de
la unidad a través de un espíritu humilde. Considerar a los demás por encima a lo mío propio. Observar y contentarnos con los potenciales y talentos de los
otros.
A veces aburrimos
hablando de lo que nosotros somos capaces de hacer, o de nuestro talento. Conviene
vencer este mal hábito y cambiarlo por humildad.
Podemos dar ese paso
gigante. Dejar a un lado nuestros intereses, y comenzar a ver y considerar los demás.
Cranfield hace este prudente comentario
respecto de la clase de unidad por la que Pablo estaba preocupado y la manera
de proseguirla: “Tal unidad vendrá solamente cuando los cristianos sean
humildes y lo suficientemente valientes como para estar aferrados a la unidad
ya dada en Cristo, y tomar esto más seriamente que la importancia que se dan a
sí mismos … y hacer de aquellas diferencias profundas de doctrina, originadas
en nuestra comprensión imperfecta del evangelio y a las que defendemos con
bravura, no una excusa para apartarnos unos a otros, sino un incentivo para una
búsqueda más seria del compañerismo que nos ayude a oír y obedecer la voz de
Cristo” (C. E. B. Cranfield, The First Epistle of Peter [SCM, 1950], pp. 75,
76).
“Tengan ustedes la misma manera de pensar que tuvo Cristo Jesús” (Filipenses 2:5 - Dios Habla Hoy)
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