martes, 15 de diciembre de 2015

SIMEON

Si pudiéramos adelantar un poco la película, pasando el nacimiento de Cristo, veríamos a otro mensajero de Dios. Este mensajero no es un niño aún sin nacer, sino que se trata de un hombre viejo que, probablemente, no viviría mucho más.
Antes de ver este breve encuentro, tenemos que entender el trasfondo, el escenario en el que se vive esto.
Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor.”  (Lucas 2:22).
Imagínese, están llevando a Jesús para presentarlo ceremonialmente ante el Señor. Dios el Padre y Dios Espíritu Santo observan la presentación de Dios el Hijo, en la carne. Dios es presentado ante Dios.
José y María están siguiendo lo que la Ley les indicaba que debían hacer. Dios, tal como lo vemos en Levítico, mandaba a que la mujer fuera purificada por medio del ofrecimiento de sacrificios.
Después del nacimiento de un hijo, la madre no podía hacerse presente en el templo por cuarenta días. Después, ella debía ofrecer sacrificios y regresaría a estar en comunión con la asamblea de adoradores.
María no era una santa sin pecado; ella no estaba por sobre la ley de Moisés. Ella, como todo ser humano, era responsable por su comunión con Dios por medio de los canales y pautas que Dios había establecido. Según la ley, ella era impura hasta que estos sacrificios se hicieran a su favor. Y como María y José estaban lo suficientemente cerca de Jerusalén, hicieron esos diez kilómetros para ofrecer personalmente las ofrendas.  Lucas nos dice que María y José trajeron un par de tórtolas o dos palominos (Lucas 2:24).
Si uno examina esta ofrenda de culpa ofrecida a favor de la madre, descubrirá que Moisés pedía que se trajera un cordero, Levítico capítulo 12 nos da un bosquejo de las responsabilidades de la madre y una definición de esta ofrenda. Sin embargo, Moisés permitía que las mujeres más pobres, las que no podían comprar o no tenían un cordero de un año, pudieran traer tórtolas o palominos. A esto se lo llamaba, la ofrenda de los pobres.
Los magos aun no habían llegado, sus regalos de oro habrían permitido que María comprase el mejor cordero que existiera. Sin embargo, María y José están en la pobreza, no tienen dinero para un cordero.
¿Se da cuenta? Ellos en realidad traen el cordero, el Cordero de Dios. Allí están, presentando sus animales en sacrificio en el templo, y al mismo tiempo, sosteniendo al bebé que sería el sacrificio final.
Pero había alguien que lo sabía todo. Antes que José y María llegaran ante los sacerdotes, fueron interrumpidos por un anciano.
Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.”  (Lucas 2:25-31).
¿Se imagina esta escena? María y José son interrumpidos de repente por un anciano que ni siquiera era un sacerdote. Simeón era simplemente un hombre piadoso que tuvo el privilegio de ser uno de los mensajeros de Dios. Él era el responsable de anunciar que “¡El Mesías ha llegado!”

Stephen Davey

Extraido de BBN 

domingo, 27 de septiembre de 2015

DIOS NO SE HA OLVIDADO DE TI...


Sientes que tu clamor no ha sido escuchado y que ya es demasiado tarde para remediar la situación que ahora enfrentas; has orado...y nada; la respuesta no viene y las esperanzas están totalmente perdidas. Pero una vez mas, Dios te recuerda que a lo largo de tu vida, es el quien te ha venido abriendo caminos donde tu creías que ya no habían posibilidades; y que así como lo hizo en el pasado, también lo puede hacer actualmente, no porque lo merezcas sino por su pura misericordia.

Dios es capaz de mover circunstancias naturales o personales, aunque en este momento no entiendas el porque suceden; es capaz de hacer cambios radicales y favorables que te permitan avanzar en contra de toda especulación. Es Dios quien te abre caminos donde no los hay.

Todo lo que esta sucediendo hoy es para que aprendas de depender de Dios, aunque las esperanzas ya estén totalmente perdidas, aunque ya haya pasado el plazo en que todo podía haberse solucionado; mientras tanto no reniegues, no temas ante lo que pueda venirte, pues al final comprenderás que todo es para tu bien.

Ignora las voces de todos aquellos que quieren desmotivarte, que quieren matar tu fe, que te aseguran hoy que todo esta perdido, que ya no hay nada mas que hacer.

Pon en las manos de Dios todas las áreas de tu vida, pues lo que pongas en sus manos no se echara a perder sino todo lo contrario; no serás victima de las circunstancias adversas porque su presencia continua estará velando y obrando a tu favor. Nada te sucederá por casualidad, no será casualidad que diversas circunstancias y personas se te presenten en el momento oportuno; Dios tiene su forma peculiar de actuar y tiene también su propio tiempo, su propio calendario; el poder de Dios es capaz de operar transformaciones profundas aun mas allá de tu lógica.

Así es, aunque todo amenace acabar contigo, no será así; tu situación cambiará para bien aunque ahora no vislumbres ninguna perspectiva; nunca es tarde para Dios, aunque tu veas que se demora por algún tiempo; no te desesperes, ni desilusiones, ni temas, pues lo que esperas llegara a ti. Confiésalo que así será, pero es necesario que tu fe y tu paciencia maduren.

Todo esto fortalecerá tu fe y la fe de los que te rodean; será motivo para que los que no creen, crean; será motivo para que la gloria y el poder de Dios se manifiesten de manera obvia. Es en ese momento en que el poder de Dios se magnificara.

Descansa en las promesas que Dios tiene para ti, en las que te tiene para tu vida presente y para tu vida futura.

Espera. Dios no se ha olvidado de ti...

Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú. Oh Israel, yo no me olvidaré de tí. Isaías 44:21

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti. Isaías 49:15

viernes, 7 de agosto de 2015

AGRADECER VS. PEDIR



La niña de tres años oro así (textual): “Señor Jesús, gracias por mi fiebre y gracias por mi mama que está trabajando lejos. En el nombre de Jesús, Amen."
Simple. Sencilla. Una oración corta, penetrante.
Agradecer a Dios por una enfermedad que nos está agobiando no es algo muy común, quizás lo último que se nos cruce por la mente sea agradecer. Primero pedimos sanidad y nos quedamos esperando a ver qué sucede. La actitud de agradecer se puede ejercitar diariamente, en lugar de pedir insistentemente (que no esté mal tampoco). La niña agradeció dos motivos, una enfermedad que ella tenía y una distancia materna que también sufria, aunque fuera unas pocas horas, extrañaba a su mama. 
El poder de la alabanza y gratitud a Dios en medio de cualquier contexto personal, produce cantidad de maravillas, que solo el poder Dios puede hacer. 
Mi hija Julieta fue sana de la fiebre una hora más tarde. Ahora me pregunto ¿Por qué Jesús dijo que debemos ser como niños? Porque si lo ponemos en práctica, Dios responderá. Lo creo. 


“Dando gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. “ (Ef. 5:20)


MF

jueves, 30 de julio de 2015

EL MEJOR CURRICULUM


Sin duda que el mejor curriculum que vemos registrado en la Biblia es el de Pablo.
El mismo lo reconoce, lo admite en Filipenses 3:4-8 dice: aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible. Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo…”

El podía enumerar una por una las cosas que él primeramente, como judío devoto, pensaba que le daban crédito para con Dios. Podía jactarse de sus estudios, de su conocimiento y de su historia. Pero algo pasa en su mente que lo lleva a declarar que a todo su curriculum lo tiene por perdida, lo que era ganancia ahora lo considera una perdida. “Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lotengo por algo sin valor” (Dios Habla Hoy).

Pablo sostiene que podía tener la misma confianza en la carne como la que tenían algunos que pretendían convertir a los cristianos en judíos.

No “tener motivo para confiar en la carne”, no apoyarse en cuestiones terrenales, que lo externo no fuera mas importante que lo interno (lo que Dios hizo en su vida redimiéndolo).

Que la naturaleza humana quedara a un costado, la apariencia también.

Se puede hacer una exegesis de cada una de las cualidades que Pablo enumera del mismo, sin embargo, prefiero remarcar la “causa” por la cual estima por perdida todas sus referencias.

“Por amor de Cristo”, “Conocer a Cristo” y “Ganar a Cristo”.

Uno no puede hacer el objeto de su “ganancia” las otras cosas y al mismo tiempo “ganar a Cristo”. El que pierde todas las cosas y aun a sí mismo, por amor a Cristo, el tal gana a Cristo; Cristo es de él y él de Cristo.

El amor de Cristo ha sido depositado en nuestros corazones, por esa razón que dejamos aun lado todo nuestra naturaleza. Ese despojo pone a Dios en lo alto y nos permite conocerle, nos da esa libertad, sin tener ningún “estorbo” entre El y yo cuando quiero tener intimidad profunda.

Volviendo al “curriculum” de Pablo, vemos que en verdad vivió sin el, que en verdad prefirió a través de su vida conocer y ganar a Cristo por sobre todo; porque en 2 Timoteo 4:13 ya al final de sus días, le pide a su discípulo: “Trae, cuando vengas, el capote que deje en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos.” ¿Seria lo único que le habría quedado? No lo sabemos, pero quizás si, según algunos historiadores.

Pablo es un ejemplo para nosotros. Es tiempo de despojarnos de todo lo que me impida conocer a Dios. No importa el costo.

Todo lo que para mi es ganancia, lo debo tener por basura, mas aun cuando vemos cumplir Su voluntad gloriosa en nuestras vidas. 

Martin Fonseca

viernes, 24 de julio de 2015

CAMINAMOS POR UNA SENDA MARCADA

Para el hijo de Dios no existen los accidentes. Camina por una senda marcada. El camino que sigue fue escogido para él cuando todavía no era, cuando todavía sólo existía en la mente de Dios.
Puede ciertamente parecer que le sobrevienen accidentes y desgracias en su camino; pero estos males lo serán sólo en apariencia, y parecerán males sólo porque no puede leer el secreto guión de la oculta providencia de Dios, y no puede por tanto descubrir el fin que Él persigue.
Cuando la verdadera fe entra en el corazón, se van para siempre de él el azar y los accidentes. No tienen tales cosas dominio sobre los nacidos del Espíritu, porque éstos son hijos de la nueva creación, estando al cuidado especial del Dios Altísimo.
Mientras peregrinan aquí abajo, estos hijos del pacto eterno pueden pagar una prenda en tributo a la naturaleza: las enfermedades, la ancianidad y la muerte pueden gravitar sobre ellos, y para los ojos no críticos pueden parecer como los demás hombres. Aquí, como en todos los otros juicios que se hacen del cristianismo, el mundo se ve completamente engañado por las apariencias, porque no puede ver que estos creyentes están «escondidos con Cristo en Dios».
El hombre de verdadera fe puede vivir con la total certidumbre de que sus pasos están ordenados por el Señor.
Para él, la desgracia está fuera de los límites de lo posible. No puede ser arrebatado de esta tierra ni una hora antes del tiempo que Dios ha dispuesto, y no puede ser detenido sobre la tierra un momento después que Dios haya terminado con él aquí abajo. No es un trotamundos sin rumbo, carente de dirección en el tiempo y en el espacio, sino un santo del Señor, y el amado a quien Él cuida de una manera entrañable.
Todo esto no es un mero ensueño, ni un credo consolador entretejido como una vestimenta para dar calor a los entumecidos corazones de almas solitarias y asustadas en un mundo tenebroso y hostil. Es más bien la esencia de la verdad, una Justa recapitulación de la enseñanza de la Biblia acerca de esta cuestión, y debería ser recibida con reverencia y gozo junto con todo lo demás que se enseña en las Escrituras de verdad.
 
Aquí pues, ya no dudo más. 
Mas en su beneplácito reposo.
De Aquel cuyo saber, amor, verdad y poder.
Dedica a darme bendición.

Extraido del libro "Caminamos por una senda marcada" de A.W. Tozer

lunes, 18 de mayo de 2015

SIEMPRE TE ALABARE


Después de que el Señor liberó a David de las manos de un rey perverso, David asumió una actitud de adoración. Si usted espera mantener una vida de victoria delante de Dios, debe desarrollar el hábito de alabar al Señor por su bondad. La acción de gracias es una actitud necesaria para la vida victoriosa, y es importante no confundirla con la alabanza. Ella es en esencia distinta; es la respuesta de Dios a los ataques satánicos. Entramos en el reino de la guerra espiritual cuando alabamos al Señor. Cuando lo hacemos, entramos a un nivel de victoria sobre las artimañas y los engaños del enemigo. Un gran ejemplo de la relación entre la alabanza y la guerra espiritual se encuentra en la historia del rey Josafat en 2 Crónicas 20.

El rey Josafat recibió muy malas noticias. Un ejército enorme marchaba contra él. ¿Cuándo fue la última vez que usted recibió malas noticias? ¿Cómo reaccionó? Algunas veces entramos en un estado de depresión debido a las malas noticias, especulando tanto que las hacemos más grandes de lo que realmente son, y finalmente creamos una tormenta en un vaso de agua. Pero, ¿cuál fue la respuesta de Josafat? Este hombre se volvió al Señor y le pidió instrucciones; ordenó a su pueblo que hiciera lo mismo.
La forma en que afrontamos las malas noticias es importante en nuestro andar cristiano. No me gusta escuchar malas noticias. De hecho, tengo el hábito de evitarlas; en muchas ocasiones simplemente no quiero encargarme de ellas. Recuerdo un incidente cuando a mi madre le diagnosticaron un pequeño tumor en el cerebro. En ese momento en que el tumor era pequeño, se necesitaba un procedimiento quirúrgico. Sin embargo, mi madre estaba firmemente en contra de eso y aunque traté de convencerla no cambió su decisión. Después, tuvimos dificultades por la misma decisión. Finalmente, el tumor tendría que ser extirpado; sin embargo, había aumentado su tamaño y el procedimiento era más peligroso. Ella fue operada (a regañadientes) y aunque la cirugía salió bien, el proceso de recuperación no fue como se había planeado. Mientras luchábamos con los resultados, puse lo mejor de mí para creerle al Señor. Traté de practicar la disciplina de la alabanza y de la acción de gracias. Le pedí a Dios su paz y su guía. Los días y las noches estaban llenos de dudas y temores. Pensaba que el Señor se había ido de vacaciones y me había dejado solo.
El resultado final no fue lo que esperábamos. En abril de 2002, mi madre partió para estar con el Señor. Debo admitir que no tenía ganas de darle gracias a Dios ya que mi madre había muerto. Así que recurrí a la oración  y hablé con Dios. Le pedí que me explicara su aparente falla a la respuesta de mis oraciones; pensé que me había abandonado. Simplemente no lograba que saliera alabanza y acción de gracias de mis labios.
Los moabitas me rodeaban junto con los amonitas y la batalla contra mí era intensa. Entonces, en el momento justo, el Espíritu Santo gentilmente me dijo estas palabras: “Los resultados no dependen de ti, sino de tu madre. Esto es lo que ella quería, venir a casa conmigo”.
¡Las puertas se abrieron, y la alabanza empezó a salir de mi boca! Fue como si hubiera tenido un claro entendimiento de la voluntad de Dios y pude alabarle con libertad. Quizá usted piense que le gustaría decirme: “Usted debe aprender a alabar a Dios en tiempos de aflicción”. Si es así, tiene razón y solo puedo decirle: “¡Alabe al Señor por su sabiduría!”. Sin embargo, en ese momento no tenía ganas de darle gracias; mi madre había muerto y no tenía ganas de alabar.
Seguramente todos podemos alabar al Señor cuando las noticias son buenas, pero también tenemos que desarrollar el hábito de darle alabanza a Dios cuando las noticias no son buenas. Por medio de esa lección, he aprendido que el Señor obra en su tiempo, de acuerdo con su voluntad.
Deberíamos alabarle cuando las cosas van bien y cuando no. Esta respuesta requiere mucha confianza y fe en el amor y en las habilidades de nuestro Padre. Cuando fui confrontado con las noticias sobre mi madre, tuve un bloqueo espiritual. Trataba, pero simplemente no podía lograr que saliera alabanza de mis labios. Esta no es la forma en la que un creyente debe manejar las malas noticias. Debemos llevarle nuestras preocupaciones al Señor y pedirle su ayuda. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes” (1 Pedro 5:6-7).
¿Qué debería hacer cuando llegan malas noticias? ¡Saque el coro al frente! En otras palabras, cante alabanzas cuando se encuentre en problemas. Qué gran actitud para seguir. ¡Nuestro Dios es maravilloso!
Le garantizo que el enemigo tendrá un ataque de rabia cuando usted comience a cantarle al Señor. Cantar es un gran paso para alabarle. La actitud de ganador es aprender a cantar cuando se reciben malas noticias. ¡La naturaleza del reino de Dios es gozo! A medida que alabamos al Señor por medio de nuestros cantos, llevamos nuestras almas a otro nivel, el nivel de guerra. ¡Cántele al Señor y entre en una guerra gozosa!
Nos es más fácil quejarnos, pero el Señor nos dice que lo alabemos por todo: “Canten al Señor con alegría, ustedes los justos;es propio de los íntegros alabar al Señor”(Salmo 33:1).

Por Eric A. Lambert
Tomado del libro:Diez actitudes para una vida piadosa
CLC
EXTRAIDO DE LA CORRIENTE DEL ESPIRITU 

jueves, 26 de febrero de 2015

SU INMENSIDAD



Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. (Jn. 14:8)

¿Acaso existe una fórmula secreta para conocer más a Dios? ¿Como es que llegamos a comprender su magnitud y potencia?¿Sus atributos son descriptibles? ¿Dios tiene cualidades que cabe en nuestro razonamiento?

A.W. Tozer decía lo siguiente: “Señor, ¡cuán grande es nuestro dilema! En tu presencia, lo que más nos conviene es el silencio, pero el amor nos hace arder el corazón y nos impulsa a hablar. Si nosotros nos callásemos, las piedras gritaran; pero si hablamos, ¿qué vamos a decir? Enséñanos a conocer lo que no podemos conocer, porque las cosas de Dios no las conoce hombre alguno, sino el Espíritu de Dios. Haz que la fe nos sostenga donde fracasa la razón, y pensaremos porque creemos, no para poder creer.”
 
Nuestras palabras no alcanzaran jamás a describir la grandeza de Dios, mucho menos entender la profundidad de su majestad. Pero aun así, en su inmensidad, El escucha e inclina su oído una y otra vez a las oraciones de sus hijos.
Moisés fue el único que pudo ver la gloria de Dios, y la consecuencia de ello era un rostro resplandeciente que ni aun los del pueblo de Israel podían soportar, porque dice que Moisés debía ponerse un velo cuando estaba frente a ellos.

Timothy Dwight, nieto del famoso predicador Jonathan Edwards protagonista principal del gran avivamiento espiritual ocurrido en los Estados Unidos en la época de la colonia, escribe acerca del Dios que adoramos: “Así también Job exclama en el texto: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”.
Todas estas consideraciones se fortalecen de manera poderosa, y su eficacia aumenta con solo recordar la omnipresencia y omnisciencia de Dios. La conciencia de que este asombroso Ser está doquiera estamos nosotros, nos acompaña en la multitud; y en la soledad le da una solemnidad a nuestra existencia y una importancia a toda nuestra conducta que no puede obtenerse de ninguna otra cosa…
…Si recordáramos todas estas consideraciones, si pensáramos en ellas a diario y en profundidad, seríamos sobrios, serios, alertas y diligentes en el cumplimiento de nuestro deber. En particular, si tenemos algunos puntos de vista correctos acerca del pecado, es casi imposible que nos hagan más justos más consagrados, más persistentes, y más eficaces al momento de persuadirnos a confesar y renunciar a nuestros pecados. Cuanto más justos sean esos puntos de vista, más poderosa debe ser su eficacia. Es más, no pueden dejar de producir felicidad en la mente del cristiano inteligente. “

Buscar el rostro de Dios debería ser algo cotidiano y a diario; anhelar su presencia con pasión, adorarle constantemente con nuestra obediencia; llegar a tener una relación tan intima con el Padre y llamarlo: Abba Padre. Sin embargo debemos atender que puede ser peligroso pretender ver su gloria sin que nada pase. Porque somos tan frágiles comparados con El y su inmensidad. 

MARTIN FONSECA

jueves, 5 de febrero de 2015

ADOREMOS JUNTOS

Adoremos juntos
Una relación con Dios puede ser una experiencia privada y personal, pero gran parte de la adoración es para llevarla a cabo en comunidaed. Dios es una comunidad en sí mismo (Padre, Hijo y Espíritu Santo), y su Palabra nos alienta a reunirnos con otros creyentes para animarnos unos a otros, orar juntos y recordar el amor del Señor por nosotros. Después de la crucifixión, la muerte y la resurrección de Jesús, las dinámicas de la adoración en comunidad cambiaron drásticamente. Los sacrificios de animales ya no eran necesarios para restaurar una relación con Dios. La sangre de Jesús, derramada como un sacrificio voluntario, ahora tiene el poder de quitar los pecados de todos los que se arrepienten y lo reciben.