Cuando Jesús le dijo a la mujer samaritana: "Dios es espíritu, y los que le adoran, deben adorarle en espíritu y verdad" (Juan 4:24), hizo una declaración que sacudió la vida de aquella mujer y la de toda una comunidad.
El gran desafío para todo creyente es el de crecer en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).
Donde estamos en ese camino no están importante como la orientación hacia la cual vamos al ritmo de nuestra marcha. Entre mas conozcamos a Dios, mejor podremos adorarlo.
Hay por lo menos cuatro razones por las cuales los creyentes debemos adorar al Dios del altísimo.
PRIMERA, debemos adorarle porque El lo manda (Apocalipsis 22:9) y por lo tanto es el deber de todo ser humano.
SEGUNDA, debemos adorarle porque El lo merece. Por se nuestro creador, dueño, salvador, proveedor y protector, El merece nuestro reconocimiento y la gratitud que expresamos en la adoración.
TERCERA, porque la adoración tiene un efecto correctivo y edificante para nuestra vida espiritual, Recién cuando nos encontramos en la presencia del Dios tres veces santo, el Espíritu Santo nos muestra nuestros grandes defectos y necesidades. Vemos la perfección de Dios y nuestra imperfección. El Espíritu despierta en nosotros un vivo anhelo de ser semejantes a Cristo. En ese proceso, que se llama santificación, el creyente es edificado en la gracia de Dios.
CUARTA, porque en la adoración el creyente cumple los requisitos de Dios para recibir la plenitud del Espíritu Santo asegurando la vitalidad dinámica para todas las funciones de la iglesia.
Es por esto que la adoración debe ser la función principal de la iglesia. Por lo tanto hoy te animo a estudiar la Biblia, la cual te guiara hacia la adoración privada y publica que agrada al altísimo
(Extraído del libro: Unámonos en adoración - Miryam Picott)
Adoración 1° Parte
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